Algunos actos de violencia son de origen criminal, ya sea que ocurran dentro o fuera de la pareja. El hecho de creer que la violencia conyugal es asunto privado condena a las víctimas a quedar bajo la influencia de su agresor y dificulta la intervención de los demás; lo que, por tanto, perpetúa la violencia. La violencia doméstica es un problema social importante.
Existen varios mitos que hay que deshacer sobre la violencia conyugal. Éstos son algunos de ellos, que derrumbamos al restaurar los hechos.
Mito 1
Mito 2
Nadie busca o provoca la violencia del otro. Es su comportamiento y él es el único responsable. Nadie merece sufrir violencia.
Mito 3
Las mujeres se quedan a lado de su pareja por razones variadas y complejas. Ellas esperan cambiar al hombre que aman, creen sus promesas, se sienten culpables de romper el hogar, tienen miedo de las amenazas, no disponen de los recursos sociales o económicos para salir adelante solas.
Mito 4
El hecho de vivir el ciclo de la violencia en repetidas ocasiones hace que las mujeres maltratadas sean ambivalentes, sin saber si deben quedarse o irse. Ellas se van para ver si pueden sobrevivir fuera de sus relaciones y vuelven para ver si esas relaciones pueden cambiar. Este proceso evolutivo permite a las víctimas resolver su situación y de salir de ese ciclo de violencia.
Mito 5
Los hombres que son violentos con su pareja no son necesariamente personas violentas en sus relaciones sociales o en el trabajo. A menudo, los parientes no quieren creer que usen tales comportamientos, ellos pueden ser encantadores y agradables cuando los frecuentas.
Mito 6
La terapia toca solo el problema de la violencia y no es una cura milagrosa. Las consecuencias y lesiones causadas por la violencia conyugal en la víctima no desaparecen. Es importante que la víctima se dé a sí misma otras maneras de curar sus heridas en el cuerpo, el corazón y el alma.
Mito 7
El hombre que comete actos de violencia contra su cónyuge puede ser cualquiera. Puede venir de todos los ámbitos de la vida, ser médico o desempleado, con poca educación o con un alto nivel de educación. No hay un perfil típico.
Mito 8
La violencia conyugal no es una enfermedad. Es un comportamiento escogido por quien lo ejerce para dominar y controlar al otro. Es consciente de los gestos que hace, porque persigue un objetivo: controlar todo y decidir.
Mito 9
Él es 100% responsable de sus comportamientos violentos. Sin embargo, buscará culpabilizar a su pareja de su violencia para que no lo deje y no lo denuncie.
Mito 10
La terapia es un principio de cambio. Los cónyuges con comportamiento violento pueden cambiar mientras realmente quieran cambiar y hagan esfuerzos constantes. Durante muchos años, tendrá que realizar un trabajo personal para cambiar su comportamiento violento que había estado ejerciendo durante meses o años.
Fuente : Inspirado del folleto Qu’a-t-elle de différent? de la Table de concertatión en matière du violencia conjugale du littoral.